¿Sigues Usando "12345"?


Si pensabas que ya habíamos superado la época de las contraseñas como 123456 o de las libretas llenas de claves escritas a mano, es momento de replantearlo. La realidad nos recuerda que todavía queda un largo camino por recorrer en cuanto a cultura de seguridad digital.


Desde tiendas en línea que venden “libros de contraseñas” hasta el uso de combinaciones débiles que encabezan las listas de los hackers, la comodidad sigue siendo el mayor enemigo de una buena protección.

¿Un libro de contraseñas es realmente seguro?

Algunos defienden que usar un cuaderno físico para almacenar contraseñas es más práctico que reutilizar claves débiles o arriesgarse a olvidarlas. Sin embargo, para los especialistas en ciberseguridad, estos “libros de contraseñas” son una vulnerabilidad en potencia.

Si alguien obtiene acceso a ese cuaderno, todas tus credenciales quedan expuestas de inmediato. A diferencia de los ataques digitales, aquí los ciberdelincuentes no necesitan malware ni técnicas avanzadas: basta con poner las manos en la libreta equivocada.


Comodidad VS Seguridad: una lucha constante


Uno de los mayores retos es el equilibrio entre facilidad de uso y protección real.

Muchos usuarios caen en atajos:


  • Reutilizan contraseñas.
  • Optan por combinaciones simples como “password1” o “qwerty”.
  • Guardan sus credenciales en notas físicas o digitales sin cifrado.

El resultado es que casi el 45% de las contraseñas involucradas en ciberataques son fáciles de adivinar, según diversos estudios. En otras palabras: las contraseñas débiles no solo son una mala práctica, sino una invitación abierta a los ciberdelincuentes.

¿Cómo proteger mejor tus cuentas?

La buena noticia es que fortalecer tus contraseñas no es complicado. Aquí algunas recomendaciones clave:

  • Crea contraseñas únicas y robustas. Al menos 12 caracteres que combinen letras, números y símbolos.
  • Activa la autenticación multifactor (MFA). Incluso si roban tu contraseña, este paso adicional dificulta el acceso no autorizado.
  • Usa un gestor de contraseñas confiable. Olvídate de cuadernos físicos y apuesta por soluciones cifradas.
  • Cambia tus contraseñas periódicamente. Especialmente si sospechas que han sido comprometidas.


El uso de contraseñas débiles no solo afecta a individuos. En el entorno corporativo, una sola clave comprometida puede desencadenar:

  • Pérdidas económicas considerables.
  • Daños irreversibles a la reputación de la empresa.
  • Filtraciones de datos y ataques de ransomware.



Invertir en prácticas seguras de gestión de contraseñas es, por tanto, una decisión estratégica de protección empresarial.


Confiar en cuadernos físicos o seguir utilizando claves simples como 123456 ya no es una opción viable.

Adoptar un enfoque estratégico en la creación y gestión de contraseñas significa proteger no solo tus cuentas personales, sino también blindar la continuidad y seguridad de tu empresa frente a las crecientes amenazas digitales.

Replantea hoy mismo tus contraseñas y conviértelas en tu primera línea de defensa contra los ciberataques.

 


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